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Los jóvenes perdemos siempre

  • Foto del escritor: revistapropaganda
    revistapropaganda
  • 15 feb 2020
  • 4 Min. de lectura

¿Sabias vos que en Argentina hay aproximadamente 9,4 millones de jóvenes? casi 10 millones de los 40 son jóvenes, más de lo que uno creería que hay. Pero ¿y qué hacen esos jóvenes? ¿Estudian, trabajan, hacen ambas cosas? Hoy vamos a saberlo a raíz de porcentajes extraídos del INDEC.


- ¿Y el colegio como anda?


Según informa la Encuesta Nacional de Jóvenes del 2014 solo el 40% terminó el secundario en tiempo previsto frente a un gigante 23% que componen una trayectoria lenta.

Un 6,2% finalizaron la primaria pero no siguieron el secundario y un mayúsculo 22% dejó este último nivel sin completar.

De esos 9,4 millones solo hay un pequeño 28% que cursa el secundario , asisten 7 de cada 10. Las mujeres planean solo estudiar en un buen 37% mientras que constituyen el 70% de jóvenes que terminaron la escuela media. Por otro lado los hombres planean solo trabajar triplicando el 37% de las mujeres.


La escuela pública tiene entonces un grandísimo problema entre manos. Mientras el presupuesto al pago de la deuda externa es del 20% (tres mil millones de dólares) la educación pública solo tiene un mísero 5,5% ¿qué significa esto? que mientras se fugaron el 80% de una deuda de 44 mil millones de dólares los pibes solo reciben malos edificios, malas viandas, frío, deterioro del programa estudiantil, muertes (como la de sandra y rubén), intoxicaciones, plagas y un largo etc. Normal que los pibes dejen de ir al secundario, porque no le ven futuro. El futuro está lapidado con ese 5,5%.


- El laburo ni siquiera es alternativa


Uno entenderá entonces que si los jóvenes dejan de estudiar van a trabajar donde encontrarán tal vez una changa, un trabajo a medio tiempo o -con mucha suerte- un trabajo estable. Veamos.

7 de cada 10 jóvenes -recordemos que tendrían que estar estudiando pues es un derecho humano- trabajaron alguna vez. Un 31% está en desacuerdo primordial con su suelo. Es más barato pagarle a un joven desesperado, así los empresarios aumentan ganancias. Pero paradójicamente entre los jóvenes de 16 a 24 años aumenta en un 24,3 el desempleo juvenil. No hay trabajo y el que lo encuentra lo negrean como un peón de campo.


- El peor dato de todos


Ante tal panorama la juventud se encuentra en ánimos totalmente desfavorables sin salidas laborales tempranas ni futuro en la escuela pública los jóvenes deambulan fuera de la realidad, es decir, fuera de la escena política y eso se nota en los porcentajes de participación social.

La iglesia gana terreno con un 12% de jóvenes que participan de actividades sociales referidas a esta institución. Un fenómeno normal, ante el miedo de no poder conseguir un trabajo que ayude a la pobre situación económica del hogar, al salir decepcionado de la escuela pública y con grandes cuotas de frustración, el joven argentino se refugia en la Fe. Esto no es nada más que un síntoma del capitalismo decadente y el rol de la Iglesia en este proceso.


Así mismo solo un 4,3 participa de agrupaciones estudiantiles disputando poder popular y político seguido de un 3,9% que se suma a ONGs.


- ¿Y ahora?


Como vemos los jóvenes argentinos, hijos de la clase trabajadora, pierde en cada ámbito cada vez más. Expulsados hacia la delincuencia, la muerte, la desocupación y el hambre la fuerza motriz del capital industrial se dispersa mientras que crecen otras formas de lucrar con nostros como el negocio del narcotráfico, las empresas negreras como Rappi ect. Formas nuevas y exclusivas de explotación.


Ante tal situación las fuerzas políticas no pueden interpelar a los grandes sectores de la juventud que, poco a poco, son llevados hacia las filas de las derechas más recalcitrantes producto del desastroso sistema de educación pública y el discurso cargado de prejuicios y mentiras de la “nueva derecha” argentina.


Es momento de que las fuerzas progresistas y revolucionarias tomemos concepción de este enorme asunto y tomemos cartas directas en el asunto. Buscando en primera instancia la masificación y apertura de los centros de estudiantes en pos de labrar poder popular que dispute hegemonía a otros sectores que solo se logrará con un trabajo militante activo, charlando y sumando a cada uno de los compañeros de cada colegio pues ellos son los imprescindibles. También un programa de empleo joven real y de calidad que nos dé la oportunidad de sumarnos al mercado laboral en condiciones y en pos de un proyecto de industrialización nacional para garantizar la soberanía. Por supuesto la búsqueda de la implementación de jardines maternales en los colegios y la aplicación de una ESI de calidad.


Necesitamos elevar la conciencia de clase en pos de elevar la lucha estudiantil secundaria a la lucha política directa y no que la estrategia sea ganar comodidades que paradójicamente no son fáciles de conseguir. Hay que ganar esas comodidades, las viandas y los edificios son la lucha táctica pero siempre sin perder el rumbo: luchar por el poder político. ¿Y para qué necesitamos ese poder político? para garantizar el cumplimiento inmediato de las necesidades de la clase trabajadora, es decir, de nosotros.


¡Todo el poder a los centros de estudiantes!

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